¿Qué es un árbol nativo?
Las especies aborígenes son especies que viven de forma espontánea y natural en un área determinada. En otras palabras, es parte de la vegetación de la región y se lo conoce como su hábitat natural. No es producto de la intervención humana directa o indirecta, pasada o presente.
Los árboles nativos están asociados con organismos circundantes y organismos inertes y se desarrollan en consecuencia, lo que permite muchas interacciones complejas, haciendo del bosque natural un ecosistema único con las características específicas de cada región. Todas estas propiedades son atributos que le dan al bosque original la capacidad de regular y mantener el medio ambiente.
Sin embargo, sin excepción, todos los árboles son importantes y cumplen funciones ecológicas insustituibles. Las especies nativas son de gran valor para el ecosistema. La existencia de árboles nativos es el resultado de miles de años de evolución y selección natural en los que han desarrollado diversas relaciones con la flora y la fauna.
La conexión entre la flora y la fauna es fundamental para el funcionamiento normal del ecosistema, y su conexión ayuda a regular los recursos hídricos, capturar dióxido de carbono y producir oxígeno. Además, los árboles autóctonos se adaptan mejor a las condiciones locales y, por tanto, son muy resistentes a plagas y enfermedades.
Por otro lado, los árboles nativos sustentan el suelo, mejoran los nutrientes y reducen la erosión. También son fuente de alimento y hogar de la fauna local. Los árboles nativos no solo expresan funciones ecológicas y ecosistémicas, sino que también son útiles para los humanos en términos de una variedad de servicios públicos y la provisión de materias primas para el desarrollo de recursos ambientales.
Entre los beneficios que los árboles nativos aportan al ser humano, se están convirtiendo en fuente de madera, combustible (leña y carbón vegetal), y fuente de diversos productos no madereros como frutos, semillas y raíces comestibles, forrajes, animales de granja, fibra y se destaca entre los productos utilizados en artes y artesanías, techado o enlatado, así como en la producción de alimentos, y es fuente de medicinas naturales.
Al igual que los árboles de la ciudad, desempeñan importantes funciones ecológicas ya que ayudan a la recuperación y reproducción de pequeños mamíferos como aves, ardillas y zarigüeyas, así como de insectos beneficiosos como mariposas y abejas. Ayudan a reducir la contaminación visual y auditiva que se produce en las grandes ciudades.
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